En el verano de 1936, cuando algunos militares intentaron dar un golpe de estado contra el gobierno de la IIª República, que al fracasar, derivó en guerra civil, Andrés estaba de vacaciones en la localidad costera guipuzcoana de Hondarribia. Lerín, socialista declarado, pudo cruzar la frontera con Iparralde por Irun, antes de que la ciudad cayese en manos franquistas el 5 de septiembre de 1936. De Francia, pasó a Barcelona y allí disputó los campeonatos regionales catalanes de 1936-37 y de 1937-38 defendiendo la portería del Badalona. A la vez que seguía practicando el fútbol, Andrés comenzó a trabajar de aprendiz en una fábrica de bombas de agua que estaba en ese momento fabricando material de guerra.
Cuando llegó la primavera de 1938, Andrés se alistó voluntario en la 43ª División del Ejercito Popular que combatía en el frente de Aragón. Durante una batalla en la zona de Bielsa, la división de Andrés quedó copada por las tropas franquistas y durante dos meses tuvieron que resistir como pudieron para no caer prisioneros. El 15 de junio de 1938, algunos soldados pudieron romper el cerco y pasaron a Francia por la zona de Puerto Viejo de Bielsa. Fue entonces cuando Andrés dio con sus huesos en el campo de concentración para refugiados de Saint-Cyprien en Francia. Allí estuvo cerca de un año sin poder salir y viendo como Franco ganaba la contienda en España el 1 de abril de 1939.
Andrés Lerín pudo salir del campo de concentración gracias al aval de unos conocidos. La idea era poder fichar por el equipo argentino de los Tigres gracias a la mediación de Paco Mateo. Finalmente, no pudo ser, porque le denegaron el visado en el último momento por culpa de un funcionario español del consulado. Andrés se instaló en la localidad francesa de Perpignan, donde ayudó a fundar su equipo de fútbol. Estando allí entraron los nazis en Paris el 14 de junio de 1940. La zona donde estaba Andrés quedó en manos del gobierno colaboracionista de Vichy y el mariscal Petain. Viendo como se estaba poniendo de fea la situación en Francia para los refugiados republicanos, Lerín decidió arriesgarse y pasar a Cataluña.
Nada más pasar la frontera fue detenido por la guardia civil y llevado a Barcelona y después fue internado en el campo de concentración franquista de Reus, donde estuvo un año. La Federación española de fútbol le inhabilitó por 6 años, aunque finalmente se quedaron en doce meses y gracias al jefe de Falange de Zaragoza, Aniceto Ruiz, pudo volver al equipo maño. Andrés volvió a jugar con el Zaragoza durante la temporada 1942-43, pero las cosas no fueron nada fáciles. El portero recibía constantes muestras de odio. Era insultado por las calles y durante los partidos por su propia afición. No le perdonaban que hubiera elegido apoyar al legitimo gobierno en vez de a los golpistas vencedores de la guerra. Según contaba el propio Andrés, los niños le gritaban "¡Rojo!" por la calle y durante los partidos pedían que le colgaran del larguero. Finalmente fue traspasado al Sporting de Gijón en la temporada 1943-44. Con el equipo asturiano logró el ascenso de 2ª división a 1º. Jugó un total de 44 partidos oficiales con los rojiblancos hasta que la temporada 1945-46 fue traspasado al Murcia. Aquí en dos temporadas disputó 39 partidos oficiales, retirándose a finales de la temporada 1946-47.
En la temporada 1966-67, Andrés volvió a su querido Zaragoza como entrenador cuando este contaba con 53 años de edad. Andrés Lerín falleció en Zaragoza el 19 de noviembre de 1998.
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